Los científicos encontraron evidencia de que casi todas las ballenas francas jóvenes que murieron entre 2010 y 2019 se habían enredado en artes de pesca, como líneas de trampas para langostas, redes de enmalle y sedales de pesca. Esto resalta la necesidad urgente de mejorar las prácticas y regulaciones de pesca para reducir el riesgo de enredo y proteger a estas ballenas vulnerables.