Una escuela de pensamiento defiende la existencia de universales semánticos y propone que existen conexiones inherentes entre ciertos conceptos y sus expresiones lingüísticas que trascienden los idiomas individuales. Esta perspectiva se basa en la idea de metáforas conceptuales, donde los conceptos abstractos se entienden en términos de experiencias más concretas o físicas. Por ejemplo, el concepto de "tiempo" podría expresarse metafóricamente como un viaje o movimiento en muchos idiomas diferentes, lo que sugiere una conexión interlingüística.
Otra perspectiva destaca la diversidad y variación de las estructuras semánticas entre las lenguas. Los idiomas codifican y categorizan experiencias y conceptos de diferentes maneras, reflejando diferencias culturales y ambientales. Por ejemplo, la agrupación de colores en categorías como "rojo", "azul" y "verde" varía entre idiomas, lo que indica que las categorías semánticas no son necesariamente universales.
Además, la hipótesis de Sapir-Whorf, también conocida como relatividad lingüística, propone que la estructura de una lengua influye en la forma en que sus hablantes perciben y piensan sobre el mundo. Esto sugiere que las estructuras semánticas están estrechamente entrelazadas con factores culturales y cognitivos, en lugar de ser completamente universales.
Por lo tanto, si bien puede haber ciertos universales semánticos que emergen de los procesos cognitivos humanos y las metáforas conceptuales, también es esencial reconocer la diversidad y la dependencia del contexto de las estructuras de significado en diferentes idiomas. El campo de la lingüística continúa investigando y explorando estas complejidades, con el objetivo de comprender la intrincada relación entre el lenguaje, el significado y la experiencia humana.