Las aves marinas se sienten atraídas por el plástico por varias razones. Algunos plásticos tienen colores brillantes y se parecen a los alimentos que normalmente comen las aves marinas, como el pescado, los calamares y el krill. Otros tienen un olor fuerte que atrae a las aves marinas. Una vez que han comido plástico, a menudo no pueden digerirlo. El plástico puede acumularse en sus estómagos, provocando que se sientan llenos y no puedan comer más. Esto puede provocar hambre, incluso si el ave marina está rodeada de abundante comida real.
El plástico también puede provocar lesiones internas. Cuando las aves marinas comen plástico, este puede quedar atrapado en sus gargantas, intestinos o estómagos, bloqueando el paso de los alimentos y provocando dolores intensos e infecciones. En algunos casos, el plástico puede incluso perforar los órganos internos de las aves marinas.
Además del daño físico que causa, el plástico también puede absorber sustancias químicas tóxicas. Estos químicos pueden ascender en la cadena alimentaria y eventualmente acumularse en los cuerpos de las aves marinas. Los químicos tóxicos pueden causar una serie de problemas de salud en las aves marinas, incluidos problemas reproductivos, sistemas inmunológicos deteriorados y cáncer.
La contaminación plástica es una grave amenaza para las aves marinas y es un problema que no hace más que empeorar. A medida que más y más plástico ingresa al océano, es cada vez más probable que las aves marinas lo ingieran. Si queremos salvar a las aves marinas, debemos reducir la cantidad de contaminación plástica en el océano.