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    Los científicos muestran la base molecular de las hormigas que actúan como plantas 'guardaespaldas'
    En el intrincado mundo de la naturaleza, las plantas y los animales a menudo entablan fascinantes relaciones simbióticas, donde cada especie se beneficia de la otra. Un ejemplo de ello es la notable asociación entre hormigas y plantas, conocida como mirmecofitismo. En este acuerdo mutuamente beneficioso, las hormigas actúan como guardaespaldas de las plantas, protegiéndolas de los herbívoros y de las especies de plantas competidoras.

    Ahora, los científicos han profundizado en las bases moleculares de esta intrigante relación, arrojando luz sobre los mecanismos que subyacen al comportamiento protector de las hormigas hacia las plantas. Sus hallazgos, publicados en la revista "Science", proporcionan información valiosa sobre la comunicación química y las interacciones ecológicas que dan forma a esta simbiosis única.

    En el corazón de esta asociación se encuentra una estructura especializada llamada domatium, que es una estructura vegetal modificada que sirve como hogar para las hormigas. La domatia puede adoptar diversas formas, como tallos huecos, espinas hinchadas u hojas modificadas, creando un hábitat seguro y adecuado para las hormigas.

    Los investigadores exploraron las señales químicas que emiten las plantas para atraer y mantener a sus hormigas guardaespaldas. A través de una serie de experimentos, identificaron volátiles específicos, compuestos orgánicos que se evaporan fácilmente y son liberados por las plantas. Estos volátiles actúan como señales químicas, atrayendo a las hormigas a la planta y animándolas a establecer sus colonias dentro de la domatia.

    Las hormigas, a cambio, proporcionan un mecanismo de defensa crucial para las plantas. Protegen ferozmente su territorio y la planta que los alberga, atacando y disuadiendo a los insectos herbívoros y otras amenazas potenciales. Este comportamiento protector reduce significativamente la herbivoría y la competencia por la planta, permitiéndole prosperar en entornos desafiantes.

    Además, la presencia de hormigas puede beneficiar indirectamente a las plantas al influir en las condiciones del suelo que las rodean. Los productos de desecho y las actividades de las hormigas contribuyen al ciclo de nutrientes y la aireación del suelo, promoviendo el crecimiento de las plantas y la salud general.

    Este estudio destaca los intrincados mecanismos moleculares que gobiernan las interacciones entre plantas y hormigas y la importancia ecológica de su relación simbiótica. Al comprender estas señales químicas y los comportamientos asociados, los científicos pueden obtener una apreciación más profunda de la complejidad de las comunidades ecológicas y el papel crucial de la simbiosis en la configuración del mundo natural.

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