En el modelo tradicional de visión de los vertebrados, la luz ingresa al ojo e incide en células fotorreceptoras especializadas llamadas bastones y conos ubicados en la retina. Estas células convierten la luz en señales eléctricas, que luego se transmiten al cerebro para su procesamiento e interpretación, produciendo las imágenes que vemos.
Sin embargo, el nuevo estudio trastoca esta comprensión convencional. Los investigadores descubrieron una población de células en la retina que no detectan la luz directamente pero desempeñan un papel fundamental en la mejora de la percepción visual. Estas células, denominadas "células interplexiformes", forman conexiones entre diferentes tipos de neuronas de la retina y actúan eficazmente como una red sofisticada que amplifica las señales visuales antes de que lleguen al cerebro.
El descubrimiento de células interplexiformes altera fundamentalmente nuestra comprensión de cómo ven los vertebrados y abre nuevas vías para investigar diversas afecciones oculares y trastornos visuales. Comprender el papel de estas células podría proporcionar información para desarrollar nuevas estrategias terapéuticas para abordar las deficiencias visuales.
"Este descubrimiento desafía nuestras suposiciones fundamentales sobre cómo percibimos el mundo que nos rodea", dijo la profesora Emily Chew, autora principal del estudio. "Es emocionante pensar en las posibles implicaciones de esta investigación y cómo podría transformar nuestra comprensión de la visión y la salud visual".
El estudio destaca además la intrincada complejidad del sistema visual y las notables capacidades del ojo humano. Refuerza la noción de que nuestra capacidad de ver no es simplemente una respuesta pasiva a la luz, sino un proceso intrincado que involucra una sinfonía de células especializadas y conexiones neuronales que trabajan en armonía.