Las bacterias tienen una característica única llamada transferencia horizontal de genes, que les permite adquirir genes de otros organismos mediante mecanismos como la conjugación, la transformación y la transducción. Esto les permite obtener genes que no están presentes en su propio genoma. Los humanos, por otra parte, no poseemos esta notable capacidad de adquirir fácilmente genes de otras fuentes fuera de nuestro propio ADN.
En otras palabras, las bacterias pueden acceder a un conjunto más amplio de material genético mediante la transferencia horizontal de genes, lo que conduce a una rápida adaptación y a la adquisición de nuevos rasgos. Este proceso es menos frecuente en los humanos, ya que nuestros genes se heredan principalmente de nuestros padres y las mutaciones desempeñan un papel más importante en la introducción de variaciones genéticas.