David Julio
Julius nació en 1959 en la ciudad de Nueva York. Recibió su título universitario del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y su doctorado. de la Universidad de California, Berkeley. Después de completar su formación postdoctoral en la Universidad de Columbia, se unió al cuerpo docente de la UC San Francisco en 1989.
La investigación de Julius se centra en los mecanismos moleculares de la sensación de dolor. A principios de la década de 1990, él y su equipo identificaron una proteína llamada TRPV1 que se activa con la capsaicina, el compuesto que da a los chiles su sabor picante. TRPV1 también se activa con el calor, sustancias químicas nocivas y condiciones ácidas. Estos hallazgos proporcionaron una nueva comprensión de cómo sentimos el dolor y llevaron al desarrollo de nuevos fármacos para aliviar el dolor.
Ardem Patapoutian
Patapoutian nació en 1967 en Beirut, Líbano. Recibió su licenciatura de la Universidad Americana de Beirut y su doctorado. de la Universidad de California, San Francisco. Después de completar su formación postdoctoral en el Hospital General de Massachusetts, se unió al cuerpo docente de Scripps Research en 1996.
La investigación de Patapoutian se centra en los mecanismos moleculares de la sensación táctil. A principios de la década de 2000, él y su equipo identificaron una proteína llamada Piezo1 que es esencial para nuestra capacidad de sentir presión y estirarnos. Piezo1 también participa en la regulación de la presión arterial y el control de la vejiga. Estos hallazgos han proporcionado una nueva comprensión de cómo percibimos nuestro entorno y han llevado al desarrollo de nuevos tratamientos para una variedad de enfermedades.
La importancia de una buena comunicación científica
El trabajo de Julius y Patapoutian es un testimonio de la importancia de una buena comunicación científica. Su investigación ha tenido un profundo impacto en nuestra comprensión del dolor y el tacto, y ha llevado al desarrollo de nuevos tratamientos para una variedad de enfermedades. Su trabajo no habría sido posible sin la capacidad de comunicar sus hallazgos de manera efectiva a otros científicos, formuladores de políticas y al público en general.
Una buena comunicación científica es esencial para el progreso de la ciencia. Permite a los científicos compartir sus hallazgos con otros, aprovechar el trabajo de los demás y desarrollar nuevas ideas. También ayuda a informar a los responsables políticos y al público sobre la importancia de la ciencia y los beneficios que puede aportar a la sociedad.
En el caso de Julius y Patapoutian, su trabajo ha llevado al desarrollo de nuevos fármacos analgésicos y tratamientos para diversas enfermedades. Su investigación también nos ha ayudado a comprender mejor cómo sentimos el mundo que nos rodea. Este conocimiento es fundamental para el desarrollo de nuevas tecnologías y tratamientos que puedan mejorar nuestra calidad de vida.
Al comunicar sus hallazgos de manera eficaz, Julius y Patapoutian han hecho una contribución significativa a la ciencia y la sociedad. Su trabajo es un recordatorio de la importancia de una buena comunicación científica y los beneficios que puede aportar al mundo.