El foco del estudio es un complejo volcánico ubicado en la cara visible de la Luna, conocido como Ina. Ina es una región caracterizada por la actividad volcánica que se produjo durante un período llamado Bombardeo Intenso Tardío (LHB), que tuvo lugar hace aproximadamente 3.900 millones de años y se considera una época crucial en la configuración de la superficie de la Luna.
Sin embargo, la era de Ina ha sido durante mucho tiempo un enigma para los científicos planetarios. Geológicamente, parecía ser uno de los sitios volcánicos más jóvenes de la Luna. Sin embargo, cuando los científicos midieron el número de cráteres de impacto que recubrían Ina, obtuvieron edades que eran significativamente más antiguas, lo que sugiere que la actividad volcánica ocurrió varios cientos de millones de años antes de lo estimado inicialmente.
Esta discrepancia de edad impulsó al equipo de investigación a investigar más a fondo, utilizando imágenes de alta resolución y análisis detallados. Descubrieron que las características volcánicas de Ina, como los conos volcánicos, los flujos de lava y los depósitos piroclásticos, están notablemente bien conservados y han sufrido una degradación mínima con el tiempo.
Esto los llevó a proponer una explicación fascinante para la engañosa apariencia juvenil de Ina. El principal factor que contribuye a su estado de conservación es la capa protectora única que recubre la región volcánica. Esta capa, denominada "pelusa de regolito", está compuesta de un material fino en polvo que cubre y protege eficazmente las características volcánicas, evitando la erosión y degradación por impactos.
Se cree que la presencia de esta capa esponjosa es el resultado de la ubicación de Ina dentro de una cuenca poco profunda, que actúa como un entorno protegido para acumular y retener el material protector. Esta configuración de cuenca proporciona un entorno favorable para que la pelusa de regolito se acumule y preserve eficazmente las características volcánicas subyacentes.
Los hallazgos del estudio desafían nuestra comprensión previa del vulcanismo lunar y enfatizan el papel de los procesos superficiales en la modificación y ocultación de las verdaderas edades de las formaciones geológicas en la Luna. Destacan la importancia de las observaciones y análisis detallados de la superficie para descifrar con precisión la historia geológica de nuestros vecinos celestes.
Se necesitan más estudios para explorar regiones similares en la Luna e investigar si la combinación inusual de pelusa de regolito localizada y topografía de cuenca es responsable de preservar otros sitios volcánicos jóvenes. Al descubrir estos secretos ocultos del pasado de la Luna, obtenemos una mejor comprensión de los complejos procesos que dieron forma a nuestro vecino cósmico y su enigmática historia geológica.