Los investigadores, dirigidos por Simon Portegies Zwart de la Universidad de Leiden en los Países Bajos, utilizaron simulaciones por computadora para modelar la formación del sistema solar. Descubrieron que la mejor manera de explicar las propiedades observadas de Júpiter y Saturno era si se formaron a partir de un gran disco giratorio de gas y polvo que quedó después de la formación de los planetas interiores.
Este disco probablemente estaba formado por pequeños cuerpos helados que chocaron y se pegaron para formar cuerpos cada vez más grandes. Con el tiempo, algunos de estos cuerpos alcanzaron un tamaño crítico en el que pudieron empezar a extraer más y más material del disco. Estos cuerpos eventualmente se convirtieron en Júpiter y Saturno.
Los investigadores también descubrieron que la formación de Júpiter y Saturno pudo haber tenido un impacto significativo en el resto del sistema solar. El disco de material que formó los planetas gigantes probablemente era muy denso, y su atracción gravitacional puede haber provocado que las órbitas de los planetas interiores se volvieran más circulares y menos excéntricas. Esto puede haber facilitado la evolución de la vida en los planetas interiores.
El estudio proporciona nuevos conocimientos sobre la formación del sistema solar y el papel que jugaron Júpiter y Saturno en su configuración. También sugiere que el humilde guijarro pudo haber desempeñado un papel clave en la creación de estos enormes planetas.