1. Fuerzas gravitacionales :La Vía Láctea está formada por miles de millones de estrellas, gas y materia oscura. Las fuerzas gravitacionales entre estos componentes juegan un papel crucial en la configuración de la estructura de la galaxia. La atracción gravitacional entre las estrellas y el gas ejerce una fuerza hacia adentro, que tiende a concentrar la materia hacia el centro de la galaxia.
2. Rotación diferencial :No todas las estrellas y el gas de la Vía Láctea orbitan alrededor del centro galáctico a la misma velocidad. Las estrellas más cercanas al centro tienen períodos orbitales más cortos en comparación con las más alejadas. Esta diferencia en las velocidades orbitales se conoce como rotación diferencial.
3. Ondas de densidad :A medida que las estrellas y el gas se mueven a través de la galaxia, encuentran regiones de mayor y menor densidad. Estas variaciones de densidad pueden provocar perturbaciones que se propagan por el disco galáctico como ondas. Estas perturbaciones se denominan ondas de densidad u ondas espirales.
4. Formación de brazos en espiral :Las ondas de densidad pueden comprimir el gas y desencadenar la formación de estrellas. A medida que el gas se acumula en los brazos espirales, colapsa bajo la gravedad y forma nuevas estrellas. Este proceso conduce a la formación de los brillantes brazos espirales repletos de estrellas que observamos en la Vía Láctea.
5. Disco y Bulto Galáctico :La Vía Láctea tiene un abultamiento central y un disco aplanado. Los brazos espirales se extienden desde el bulbo central y se encuentran dentro del disco galáctico. Se cree que el bulbo está compuesto principalmente por estrellas más viejas, mientras que el disco contiene una mezcla de estrellas jóvenes y viejas.
Las interacciones gravitacionales en curso, la rotación diferencial y las ondas de densidad mantienen la estructura espiral de la Vía Láctea. Nuevas estrellas continúan formándose en los brazos espirales, lo que contribuye a la evolución de la apariencia de la galaxia con el tiempo.