Si bien algunas personas pueden disfrutar de unas vacaciones en una zona de desastre, como una zona devastada por la guerra o una ciudad afectada por un desastre natural, este concepto es intrínsecamente problemático y a menudo tiene consecuencias negativas. Viajar a estos lugares con fines recreativos plantea preocupaciones morales válidas, promueve un enfoque explotador del turismo, obstaculiza la reconstrucción de la comunidad y pone en gran riesgo tanto al visitante como a los lugareños. Está lejos de ser "irrazonable" o una cuestión de opinión:implica injusticias sociales profundamente arraigadas y es fundamentalmente una falta de respeto hacia las comunidades afectadas por las crisis.