1. específico y concreto: La crítica constructiva se centra en comportamientos o acciones específicas, en lugar de vagas generalizaciones. Utiliza ejemplos claros para ilustrar los puntos que se realizan.
2. Descriptivo, no juzgado: Evita el uso de lenguaje acusatorio o de culpa. En cambio, se centra en el impacto de las acciones o comportamientos, utilizando declaraciones "i" para expresar cómo las acciones de la persona hacen que el receptor se sienta.
3. orientado a la solución: La crítica constructiva no solo señala problemas; Ofrece sugerencias procesables para la mejora. Se centra en lo que se puede hacer de manera diferente en el futuro.
4. Respetuoso y empático: El tono es positivo y alentador, incluso al abordar problemas desafiantes. Reconoce el esfuerzo y el potencial de la persona, fomentando un sentido de colaboración y comprensión mutua.
Es importante tener en cuenta que la crítica constructiva es una calle de doble sentido. Requiere que tanto el receptor como el donante estén abiertos a la retroalimentación y dispuestos a aprender de él.