El gobierno australiano se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre un 26% y un 28% por debajo de los niveles de 2005 para 2030. Sin embargo, los expertos dicen que esto no será suficiente para salvar la Gran Barrera de Coral. Dicen que es necesario reducir las emisiones al menos un 45% de aquí a 2030 para que el arrecife tenga posibilidades de sobrevivir.
El gobierno se enfrenta a una decisión difícil. Por un lado, está comprometido con la protección del medio ambiente. Por otro lado, también apuesta por el crecimiento económico y el empleo. La industria del turismo, que depende en gran medida de la Gran Barrera de Coral, emplea a miles de personas y aporta miles de millones de dólares a la economía australiana.
El gobierno tiene varias opciones para elegir. Podría reducir las emisiones invirtiendo en energía renovable y eliminando gradualmente los combustibles fósiles. También podría proporcionar asistencia financiera a empresas e individuos afectados por la transición a una economía baja en carbono.
En última instancia, la decisión sobre cómo salvar la Gran Barrera de Coral es política. El gobierno deberá sopesar los costos y beneficios de las diferentes opciones y decidir cuál es lo mejor para el pueblo australiano.