Pérdida de exclusividad: Cuando una marca se vuelve demasiado familiar, puede perder su sentido de exclusividad. Esto puede hacer que los consumidores sientan que ya no forman parte de un grupo especial que conoce un secreto. Como resultado, es posible que se sientan menos conectados con la marca y menos propensos a comprar sus productos.
Falta de autenticidad: Cuando una marca se vuelve demasiado familiar, también puede empezar a parecer menos auténtica. Esto se debe a que los consumidores pueden sentir que la marca se está esforzando demasiado por atraerlos y que está perdiendo su ventaja genuina. Como resultado, pueden empezar a perder la confianza en la marca y buscar alternativas más auténticas.
Manipulación percibida: Cuando una marca se vuelve demasiado familiar, puede empezar a parecer que está manipulando a los consumidores. Esto se debe a que los consumidores pueden sentir que la marca está siendo demasiado agresiva en sus esfuerzos de marketing y que está tratando de engañarlos para que realicen compras. Como resultado, pueden desarrollar sentimientos negativos hacia la marca y ser menos propensos a comprar sus productos.
Algunos ejemplos de marcas que los consumidores suelen percibir como demasiado familiares incluyen Apple, McDonald's, Microsoft y Coca-Cola.
Por supuesto, es importante tener en cuenta que no todos los consumidores reaccionarán negativamente ante una marca que les resulte demasiado familiar. Algunos consumidores pueden apreciar la familiaridad y, como resultado, sentirse más conectados con la marca. Sin embargo, es importante que las marcas sean conscientes de los riesgos potenciales asociados con familiarizarse demasiado y tomar medidas para mitigarlos.