Hay varias razones por las que esto sucede. Una razón es que a menudo estamos influenciados por el marketing y la publicidad. Las empresas gastan mucho dinero tratando de convencernos de que sus productos son los mejores y, a menudo, utilizan el precio como forma de conseguirlo. Al fijar un precio alto, las empresas pueden crear la percepción de que su producto es de mayor calidad, incluso si no lo es.
Otra razón por la que predecimos mal la calidad del producto es porque a veces confiamos en heurísticas o atajos mentales para tomar decisiones. Una heurística común es la "heurística precio-calidad", que establece que cuanto mayor es el precio de un producto, mayor es su calidad. Esta heurística puede resultar útil en algunos casos, pero también puede llevarnos a cometer errores. Por ejemplo, podríamos suponer que un televisor de 500 dólares tiene mejor calidad que uno de 200 dólares, cuando en realidad el televisor de 200 dólares podría ser igual de bueno, si no mejor.
Finalmente, también podemos predecir erróneamente la calidad del producto porque a menudo estamos influenciados por nuestras propias expectativas. Si esperamos que un producto sea bueno, es más probable que lo percibamos como bueno, incluso si no lo es. Esto se conoce como "sesgo de confirmación".
Entonces, ¿cómo podemos evitar predecir erróneamente la calidad del producto? Hay algunas cosas que podemos hacer:
* Sea escéptico con respecto al marketing y la publicidad. No dejes que las empresas te convenzan de que sus productos son los mejores sólo porque son caros.
* Investiga. Antes de comprar un producto, lea reseñas y compare precios. Esto le ayudará a tener una mejor idea de la calidad y el valor del producto.
* Confía en tus instintos. Si tiene el presentimiento de que un producto no vale su precio, escúchelo. Su intuición muchas veces puede ser una buena guía.
Si sigue estos consejos, podrá aumentar sus posibilidades de obtener lo que paga cuando se trata de productos de consumo.