Simplicidad: Los Robo-advisors están diseñados para ser fáciles de usar, lo que facilita a los inversores de todos los niveles de experiencia la gestión de sus inversiones.
Comodidad: Se puede acceder a los robo-advisors en línea o mediante aplicaciones móviles, lo que permite a los inversores monitorear y ajustar sus carteras a su conveniencia.
Eficiencia fiscal: Los robo-advisors pueden ayudar a los inversores a optimizar su obligación tributaria reinvirtiendo automáticamente dividendos y ganancias de capital, además de considerar las implicaciones fiscales al tomar decisiones de inversión.
Gestión de riesgos: Los robo-advisors emplean algoritmos para evaluar la tolerancia al riesgo de los inversores y crear carteras que se alineen con sus preferencias de riesgo, lo que ayuda a mitigar los riesgos de inversión.
Personalización: Si bien los robo-advisors generalmente ofrecen carteras de inversión prediseñadas, muchas plataformas también ofrecen opciones personalizables para atender a inversores con objetivos o preferencias específicas.
Diversificación: Los robo-advisors suelen crear carteras diversificadas, lo que reduce el riesgo asociado con la inversión en un solo activo o industria.
Reequilibrio periódico: Los robo-advisors pueden reequilibrar automáticamente las carteras para mantener la asignación de activos deseada, asegurando que las inversiones se mantengan encaminadas hacia los objetivos a largo plazo.
Recursos educativos: Muchos robo-advisors proporcionan recursos educativos, artículos y herramientas para ayudar a los inversores a comprender y tomar decisiones de inversión informadas.
Establecimiento de objetivos: Los robo-advisors pueden ayudar a los inversores a establecer y realizar un seguimiento de sus objetivos financieros, como ahorrar para la jubilación, el pago inicial de una casa o la educación de un hijo.