Se trata de un juego de palabras con la palabra "ruido", que puede significar "sonido" o "interferencia". En el primer sentido, la frase es una simple pregunta sobre si los franceses son malos para aprender lenguas extranjeras. En el segundo sentido, la frase sugiere que los franceses son realmente buenos aprendiendo idiomas extranjeros, pero sólo si hay ruido. Esto podría interpretarse de varias maneras, pero una posibilidad es que los franceses puedan aprender idiomas extranjeros más fácilmente si están inmersos en el idioma, en lugar de estudiarlo en un salón de clases.