Hoy en día, el método de embalsamamiento más común es el embalsamamiento arterial, que consiste en inyectar sustancias químicas conservantes directamente en las arterias del difunto. Este método permite que las sustancias químicas circulen por todo el cuerpo y las distribuyan uniformemente.
El primer paso en el embalsamamiento arterial es limpiar el cuerpo y eliminar la suciedad o los restos. Luego, el embalsamador hace una incisión en el área de la ingle e inserta una cánula o tubo pequeño en la arteria femoral. La cánula está conectada a una bomba que hace circular el líquido de embalsamamiento por todo el cuerpo.
El líquido de embalsamamiento suele contener una mezcla de formaldehído, metanol y otras sustancias químicas que ayudan a preservar el cuerpo. El líquido también contiene tintes que le dan a la piel un aspecto natural.
El proceso de embalsamamiento puede durar varias horas y el tiempo depende del tamaño del cuerpo y de los resultados deseados. Una vez completado el proceso, el cuerpo suele ser refrigerado o enterrado.
El embalsamamiento no es obligatorio por ley en la mayoría de los países, pero a menudo se recomienda por motivos religiosos, culturales o personales. El embalsamamiento puede ayudar a preservar el cuerpo para verlo en un funeral o servicio conmemorativo, y también puede ayudar a ralentizar el proceso de descomposición, lo que facilita el transporte del cuerpo a largas distancias.
Además de preservar el cuerpo, el embalsamamiento también puede ayudar a desinfectarlo y prevenir la propagación de enfermedades infecciosas. Esto es especialmente importante en los casos en que el fallecido haya fallecido a causa de una enfermedad transmisible.
El embalsamamiento es un proceso complejo y especializado, y sólo debe ser realizado por profesionales capacitados y autorizados.