La gente tiende a utilizar una información inicial como "ancla" para sus juicios posteriores. En el contexto del gasto, esto significa que es más probable que gastemos más dinero si nos dan un precio inicial alto. Por ejemplo, si vemos un vestido por 100 dólares, es más probable que lo compremos que si viéramos el mismo vestido por 50 dólares.
Contabilidad mental
Las personas suelen clasificar su dinero en diferentes cuentas mentales, como "dinero de alquiler" o "dinero de diversión". Esto puede hacer que sea más fácil gastar de más, ya que es posible que no nos demos cuenta de cuánto dinero hemos gastado realmente cuando usamos diferentes cuentas. Por ejemplo, podemos gastar más dinero en ropa si lo consideramos "dinero para diversión" que si lo consideramos "dinero de alquiler".
Costos hundidos
Las personas a menudo se sienten obligadas a seguir invirtiendo en algo en lo que ya han invertido, incluso si no es una buena inversión. Esto se conoce como la "falacia del costo hundido". En el contexto del gasto, esto significa que es más probable que sigamos comprando algo en lo que ya hemos gastado dinero, incluso si no es algo que necesitamos o queremos. Por ejemplo, podemos seguir comprando una suscripción a una revista incluso si nunca la leemos, simplemente porque no queremos desperdiciar el dinero que ya hemos gastado.
Ilusiones de control
La gente suele creer que tiene más control sobre los acontecimientos del que realmente tiene. Esto puede llevarnos a gastar de más, ya que podemos creer que podemos controlar nuestros gastos y que siempre podremos ganar suficiente dinero para cubrir nuestros gastos. Por ejemplo, podemos gastar más dinero en vacaciones del que podemos permitirnos, creyendo que podremos conseguir un aumento o una bonificación para cubrir el coste.
Gasto emocional
Las personas suelen realizar compras basándose en sus emociones, más que en sus necesidades o presupuesto. Esto puede llevar a gastar de más, ya que podemos comprar cosas que no necesitamos o que no podemos permitirnos para sentirnos mejor. Por ejemplo, podemos comprar un coche nuevo para sentirnos más exitosos, o podemos comprar un traje nuevo para sentirnos más atractivos.