Para comprender verdaderamente lo espeluznante del entrelazamiento cuántico, es importante comprender primero la superposición cuántica. La superposición cuántica es la idea de que las partículas existen en múltiples estados a la vez. Cuando se realiza una medición, es como si la partícula seleccionara uno de los estados en la superposición.
Por ejemplo, muchas partículas tienen un atributo llamado espín que se mide como "arriba" o "abajo" para una determinada orientación del analizador. Pero hasta que se mide el giro de una partícula, ésta existe simultáneamente en una superposición de giro ascendente y descendente.
Hay una probabilidad asociada a cada estado y es posible predecir el resultado promedio a partir de muchas mediciones. La probabilidad de que una sola medición suba o baje depende de estas probabilidades, pero es en sí misma impredecible.
Aunque es muy extraño, las matemáticas y una gran cantidad de experimentos han demostrado que la mecánica cuántica describe correctamente la realidad física.
Lo espeluznante del entrelazamiento cuántico surge de la realidad de la superposición cuántica, y estaba claro para los padres fundadores de la mecánica cuántica que desarrollaron la teoría en las décadas de 1920 y 1930.
Para crear partículas entrelazadas, esencialmente se divide un sistema en dos, donde se conoce la suma de las partes. Por ejemplo, puedes dividir una partícula con espín cero en dos partículas que necesariamente tendrán espines opuestos para que su suma sea cero.