Imagine que cada tonelada de dióxido de carbono que emite una empresa está inflando lentamente sus costos, no sólo en términos de posibles multas o tarifas, sino también en el capital que necesita para crecer y operar.
Esto no es sólo un problema medioambiental, es una cruda realidad que muchas empresas experimentan hoy en día.
Nuestra nueva investigación, que analiza más de mil empresas que cotizan en bolsa en Australia entre 2007 y 2020, revela que las mayores emisiones de carbono aumentan significativamente los costos para las empresas.
Se han realizado análisis similares en Europa y América del Norte, donde las regulaciones ambientales son estrictas y de larga data. Pero el nuestro es el primer análisis de este tipo en Australia, donde las regulaciones son menos estrictas.
Nuestra investigación, que utiliza análisis de regresión de panel (un método estadístico utilizado a menudo en ciencias sociales, demografía y econometría), muestra que las empresas con mayores emisiones se consideran inversiones más riesgosas.
Debido a acuerdos de confidencialidad sobre datos financieros, no podemos revelar nombres de empresas. Pero la tendencia fue constante en todos los sectores de servicios públicos, energía, industria y otros.
Este riesgo no se trata de altibajos del mercado de valores; se trata de cómo las empresas individuales se destacan de otras debido a sus prácticas ambientales.
En finanzas, este tipo de riesgo se conoce como "riesgo idiosincrásico". Se refiere a los peligros que enfrenta una empresa por sí sola, separada del mercado en general, a menudo impulsados por acciones específicas, como la cantidad de carbono que emite.
Un mayor riesgo se traduce en mayores costos cuando estas empresas intentan recaudar dinero. Ya sea pidiendo un préstamo o vendiendo acciones, el mercado exige mayores retornos para compensar el mayor riesgo, lo que aumenta los costos.
Básicamente, cuanto más contamina una empresa, más caro le resulta financiar su crecimiento y sus operaciones.
Los mercados actuales están cada vez más atentos a los impactos ambientales.
Los inversores y prestamistas toman decisiones basándose en cómo las empresas gestionan sus emisiones de carbono. Por cada tonelada adicional de emisiones, los costos de expansión de una empresa pueden aumentar un 18,5 % debido a mayores riesgos operativos y de cumplimiento.
Los mayores costos de expansión pueden reducir las ganancias y dañar la salud financiera de una empresa. Una gran huella de carbono corre el riesgo de desanimar a los inversores y consumidores conscientes del medio ambiente, reduciendo el valor de mercado.
Reducir la huella no se trata sólo de buena voluntad corporativa, es una estrategia financiera fundamental. Disminuye el riesgo percibido y, posteriormente, los costes.
Las empresas energéticamente eficientes tienen un menor impacto ambiental y un mayor atractivo para la inversión.
Las implicaciones de nuestra investigación se extienden más allá de las empresas individuales.
Proporciona evidencia para informes más rigurosos sobre las emisiones de carbono corporativas. La divulgación clara y coherente de estas cifras favorece la transparencia y mejora las valoraciones de las empresas.
Para los reguladores y formuladores de políticas, estos hallazgos refuerzan los argumentos a favor de una legislación ambiental más estricta que exija divulgaciones y reducciones rigurosas de las emisiones.
Nuestros hallazgos están en línea con las regulaciones ambientales propuestas por el gobierno, para hacer cumplir divulgaciones de emisiones y objetivos de reducción más estrictos.
Estas medidas también están diseñadas para promover condiciones financieras más favorables en los mercados de capitales, haciendo que las empresas australianas sean más competitivas a nivel mundial.
A medida que aumenta la presión por operaciones sustentables, la gestión de las emisiones está surgiendo no solo como una responsabilidad ambiental sino como una medida empresarial inteligente.
Las empresas con prácticas bajas en carbono tienen una ventaja competitiva en la percepción del mercado y en términos financieros reales.
No se trata sólo de combatir el cambio climático. Comprender y gestionar las emisiones de carbono implica asegurar un futuro financieramente viable en una economía cada vez más verde. Ayuda al planeta y al bolsillo.
Nuestro análisis proporciona una visión fundamental de por qué las empresas necesitan diseñar estrategias dirigidas a la sostenibilidad y el éxito empresarial está indisolublemente ligado a una gestión eficaz del carbono.
Al hacer de la responsabilidad medioambiental una estrategia financiera, las empresas pueden garantizar que su futuro sea más ecológico y financieramente sólido.
Proporcionado por The Conversation
Este artículo se vuelve a publicar desde The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.