1. La luz de los objetos fuera de la ventana incide en la superficie del vidrio.
2. Cuando la luz entra en el vidrio, se dobla o se refracta debido a un cambio en su velocidad. La velocidad de la luz es ligeramente más lenta en el vidrio que en el aire. Este cambio de dirección se rige por la ley de refracción de Snell.
3. Los rayos de luz refractados atraviesan el cristal, que es transparente. Los materiales transparentes permiten que la luz pase a través de ellos fácilmente con una mínima absorción o dispersión.
4. A medida que la luz sale del vidrio por su superficie opuesta, se refracta nuevamente, alejándose de la normal (perpendicular) a la superficie.
5. Los rayos de luz refractados continúan su camino hacia tus ojos, llevando la información visual sobre los objetos fuera de la ventana.
6. Tus ojos reciben los rayos de luz refractados, enfocándolos en la retina. Este proceso forma una imagen de los objetos exteriores en la retina, similar a cómo la lente de una cámara enfoca la luz en una película o sensor.
7. El cerebro interpreta la información recibida de la retina, permitiéndole percibir y reconocer los objetos que se encuentran fuera de la ventana.
A través de este proceso de refracción y transmisión de luz, puedes ver los objetos fuera de una ventana como si no hubiera ninguna barrera entre tú y ellos.