Por el contrario, el suelo de un bosque que experimenta una estación húmeda y una estación seca sufre un proceso de meteorización diferente. Los ciclos alternos de períodos húmedos y secos provocan la erosión física, que implica la descomposición de las rocas mediante expansión y contracción. Este proceso da como resultado un suelo menos profundo y menos erosionado en comparación con una selva tropical. Además, los cambios estacionales permiten la acumulación de materia orgánica y nutrientes en el suelo durante la estación húmeda y la liberación de estos nutrientes durante la estación seca. Como resultado, el suelo de estos bosques tiende a ser más fértil y rico en nutrientes.