Uno de esos dragones se llamó Sparx. Vivía en un valle exuberante, rodeado de vibrante flora y fauna. Sparx pasó sus días explorando los prados, ayudando a los animales del bosque y compartiendo historias con los aldeanos que vivían cerca. Fue amado por todos los que lo conocieron.
Un día, una terrible sequía azotó la tierra. Los ríos se secaron, los árboles se secaron y los animales empezaron a morir de hambre. Sparx estaba profundamente entristecido por el sufrimiento de su amado hogar y de sus habitantes. Sabía que tenía que hacer algo para ayudar.
Decidido a encontrar una solución, Sparx se embarcó en un largo y arduo viaje a las lejanas montañas, de las que se rumoreaba que eran el hogar de los dioses. Escaló acantilados escarpados, cruzó ríos embravecidos y desafió tormentas traicioneras. Finalmente llegó a la cima y se encontró cara a cara con el todopoderoso Zeus.
Sparx suplicó a Zeus que salvara su tierra de la sequía. Conmovido por la devoción y el altruismo de Sparx, Zeus accedió a concederle su deseo. Le otorgó a Sparx un poderoso don:la capacidad de controlar el fuego y exhalarlo por la boca. Sparx estaba encantado y agradecido por este increíble poder.
Al regresar a su valle, Sparx usó su nuevo don para traer lluvia a la tierra reseca. Los ríos se llenaron, los árboles florecieron y los animales se regocijaron. A partir de ese día, Sparx pasó a ser conocido como el "dragón que escupe fuego", un símbolo de esperanza y resiliencia.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la reputación de Sparx cambió. La gente empezó a temer su poder y a malinterpretar sus intenciones. Lo veían como una criatura peligrosa que debía evitarse, en lugar del dragón amable y benévolo que realmente era.
Para protegerse a sí mismo y a sus seres queridos, Sparx se retiró a lo más profundo de las montañas. Vivió en soledad durante muchos años, sin olvidar nunca la bondad y la sabiduría que poseía. Pero en el fondo anhelaba ser aceptado y comprendido una vez más.
Y así nació la leyenda del dragón que chasquea:una historia sobre el mal uso del poder y un corazón amable que anhela ser aceptado.