Los erizos de mar pertenecen al filo Equinodermo, que incluye organismos como estrellas de mar, estrellas quebradizas y pepinos de mar. Estos organismos tienen componentes estructurales únicos llamados "espinas" o "pruebas", que están formados por carbonato de calcio (CaCO3). El proceso de construcción de estas estructuras implica la absorción de carbono inorgánico disuelto (DIC) del carbono.
Durante su fase de crecimiento, los erizos de mar adquieren activamente DIC del agua de mar y la convierten en carbonato de calcio, que pasa a formar parte de su estructura esquelética. Este proceso, conocido como biomineralización, esencialmente bloquea el carbono en forma de mineral sólido. Además, a medida que los erizos de mar se deshacen de sus viejas espinas y experimentan la regeneración natural, el carbono capturado permanece secuestrado en los sedimentos marinos, lo que mejora aún más el almacenamiento de carbono a largo plazo.
El potencial para la captura de carbono a gran escala utilizando erizos de mar reside en el cultivo de estos organismos en ambientes controlados. Las instalaciones de acuicultura de erizos de mar podrían diseñarse para maximizar la producción de estructuras a base de carbonato de calcio. La posterior deposición de estas estructuras en sedimentos marinos daría como resultado la eliminación efectiva de carbono de la atmósfera.
Aunque la captura de carbono a partir de erizos de mar se encuentra todavía en sus primeras etapas de exploración y requiere investigación y desarrollo extensos, presenta un enfoque biológico prometedor para mitigar las emisiones de carbono. La combinación de conocimientos ecológicos tradicionales con avances científicos de vanguardia podría generar conocimientos valiosos para aprovechar las capacidades naturales de secuestro de carbono de los erizos de mar.