A medida que las serpientes evolucionaron, comenzaron a desarrollar cuerpos más largos y sus extremidades finalmente desaparecieron. Sus cráneos también se volvieron más complejos, con el desarrollo de ojos más grandes, una mandíbula articulada y dientes especializados para atrapar y comer presas.
Se cree que las primeras serpientes aparecieron durante el período Cretácico, hace unos 145 millones de años. Probablemente descendían de un grupo de lagartos llamados mosasaurios, que eran animales acuáticos que vivían en los océanos. Con el tiempo, algunos de estos mosasaurios se trasladaron a la tierra y finalmente evolucionaron hasta convertirse en serpientes.