Competencia por recursos: Las especies invasoras a menudo compiten con los murciélagos nativos por recursos esenciales como alimento y lugares de descanso. Por ejemplo, las plantas invasoras pueden formar densas marquesinas que reducen la disponibilidad de luz solar y de insectos presa para los murciélagos que dependen de los espacios abiertos para cazar. De manera similar, los animales invasores como las ratas y los gatos salvajes pueden competir por los huecos para descansar en árboles o cuevas, lo que limita la disponibilidad de sitios de descanso adecuados para los murciélagos.
Depredación: Algunas especies invasoras son depredadoras de los murciélagos o de sus crías. Por ejemplo, los gatos salvajes, las serpientes y ciertas aves pueden cazar murciélagos mientras descansan o vuelan. Los depredadores invasores pueden afectar significativamente a las poblaciones de murciélagos, particularmente durante momentos críticos, como las colonias de maternidad, cuando las hembras amamantan a sus crías.
Transmisión de enfermedades: Las especies invasoras pueden portar y transmitir enfermedades que pueden ser perjudiciales para los murciélagos. Por ejemplo, el síndrome de la nariz blanca (SNB) en América del Norte es causado por un hongo invasor, Pseudogymnoascus destructans, que ha provocado la devastadora disminución de varias especies de murciélagos. El WNS se propaga rápidamente entre los murciélagos durante la hibernación y puede causar tasas de mortalidad de hasta el 90% en las colonias afectadas.
Modificación del hábitat: Las especies invasoras pueden alterar o modificar los hábitats de los que dependen los murciélagos para sobrevivir. Por ejemplo, las plantas invasoras pueden cambiar la estructura de la vegetación de los bosques, haciéndolos menos adecuados para los murciélagos que se posan o se alimentan en tipos específicos de árboles. Los animales invasores, como los cerdos salvajes, pueden perturbar los lugares de descanso arrancando raíces en el suelo y dañando los árboles donde se posan los murciélagos. Las modificaciones del hábitat pueden obligar a los murciélagos a trasladarse a áreas menos adecuadas o reducir la disponibilidad general de su hábitat.
Alteración de los servicios ecosistémicos: Los murciélagos proporcionan servicios ecosistémicos esenciales, como el control de insectos y la polinización. Las especies invasoras que compiten con los murciélagos o se aprovechan de ellos pueden alterar estos servicios, lo que tiene consecuencias negativas para todo el ecosistema. Por ejemplo, la reducción de las poblaciones de murciélagos debido a especies invasoras puede dar lugar a un aumento de las poblaciones de insectos, lo que podría provocar pérdidas agrícolas o la propagación de enfermedades transmitidas por insectos.
Introgresión genética: En algunos casos, las especies invasoras pueden cruzarse con especies de murciélagos nativas, lo que lleva a una introgresión genética. Esto puede alterar la integridad genética y las adaptaciones evolutivas de las poblaciones de murciélagos nativos, comprometiendo potencialmente su supervivencia a largo plazo.
Para mitigar las amenazas que plantean las especies invasoras, se emplean diversas estrategias de conservación, como la gestión del hábitat, el control de depredadores, la vigilancia de enfermedades y la educación pública. La colaboración entre organizaciones conservacionistas, gobiernos y comunidades es crucial para abordar eficazmente los impactos de las especies invasoras en los murciélagos y preservar estas importantes criaturas y los ecosistemas que sustentan.