1. Iluminación de nubes marinas (MCB): Este concepto implica rociar finas gotas de agua de mar en la atmósfera sobre el hielo marino del Ártico para aumentar la reflectividad de las nubes. Al mejorar el albedo (reflectividad) de las nubes, se refleja más luz solar hacia el espacio, lo que podría conducir a una reducción del calentamiento y una mayor retención de hielo marino. Sin embargo, no se comprenden completamente los efectos del MCB en el clima regional y global, así como su viabilidad y posibles efectos secundarios.
2. Gestión de la Radiación Solar (SRM): La SRM abarca una variedad de técnicas que tienen como objetivo reducir la cantidad de energía solar que llega a la superficie de la Tierra, incluida la inyección de aerosoles estratosféricos (inyectar aerosoles reflectantes en la estratosfera) o el brillo de las nubes marinas. Si bien la GRS podría potencialmente mitigar algunos impactos del cambio climático, es un enfoque controvertido debido a sus riesgos e incertidumbres potenciales, incluidas consecuencias no deseadas en los patrones climáticos, la química atmosférica y los ecosistemas.
3. Restauración del hielo marino (SIR): Este enfoque se centra en restaurar o reponer el hielo marino perdido aumentando el espesor y la extensión del hielo existente. Se han propuesto técnicas como remolcar icebergs o rociar agua sobre hielo fino para promover el crecimiento del hielo. Si bien SIR podría ayudar a mantener la capa de hielo marino del Ártico, no está claro si se puede implementar de manera efectiva a gran escala y si los beneficios superan los posibles inconvenientes.
4. Mejora de la nieve y modificación del albedo de la superficie: Se ha sugerido aumentar el albedo superficial del Ártico mejorando la capa de nieve o aplicando materiales reflectantes (como roca triturada o cuentas de vidrio). La idea es reflejar más luz solar hacia el espacio, similar al MCB, reduciendo así el calentamiento de la superficie y potencialmente ralentizando la pérdida de hielo marino. Sin embargo, es necesario considerar cuidadosamente los desafíos prácticos de implementación y el potencial de consecuencias no deseadas.
5. Gestión del flujo de calor del océano: Se han propuesto técnicas que tienen como objetivo reducir el transporte de calor desde latitudes más bajas al Océano Ártico. Esto podría implicar modificar las corrientes oceánicas o desplegar barreras para restringir la entrada de agua cálida. Sin embargo, estos métodos son muy complejos y potencialmente alteran los ecosistemas marinos, y su eficacia para mitigar los impactos del cambio climático sigue siendo incierta.
En general, las técnicas de gestión del hielo del Ártico siguen siendo en gran medida teóricas, con muchas incertidumbres sobre su eficacia, practicidad, posibles efectos secundarios e implicaciones éticas. Si bien pueden ofrecer cierta promesa para mitigar ciertos impactos del cambio climático, se necesitan más investigaciones, evaluaciones exhaustivas y cooperación internacional antes de que se pueda considerar cualquier implementación a gran escala.