1. Percepción del Daño: Las plantas pueden detectar varios tipos de daño a través de receptores especializados y moléculas de señalización. Esto les permite responder rápidamente a las heridas causadas por lesiones mecánicas, ataques de herbívoros o infecciones por patógenos.
2. Respuesta celular: Las células dañadas sufren una muerte celular programada para limitar la propagación del daño y liberar moléculas de señalización que desencadenan la respuesta a la herida.
3. Señales hormonales: Las hormonas, como el ácido jasmónico, el ácido salicílico y el etileno, actúan como mensajeros químicos que coordinan las respuestas a las heridas. Ayudan a iniciar procesos de reparación y mecanismos de defensa contra posibles patógenos.
4. Formación de barreras: Para evitar la pérdida de agua y la entrada de patógenos, las plantas forman barreras protectoras en el lugar de la herida. Esto implica el depósito de células especializadas, como las células de corcho, y la producción de sustancias como la lignina para reforzar las paredes celulares.
5. Activación de defensa: Las plantas activan mecanismos de defensa para proteger contra posibles patógenos y plagas que pueden explotar el sitio de la herida. Esto puede incluir la producción de compuestos antimicrobianos, como fitoalexinas, y el reclutamiento de proteínas relacionadas con la defensa.
6. Formación de callos: Se forma un callo, una masa de células indiferenciadas, alrededor del sitio de la herida. Estas células pueden regenerar nuevos tejidos, contribuyendo al proceso de curación.
7. Reparación vascular: Los tejidos vasculares dañados, como el xilema y el floema, se reparan para restablecer el transporte de agua y nutrientes. Los nuevos vasos del xilema pueden diferenciarse y conectarse a la vasculatura existente, lo que permite la reanudación del movimiento del agua.
8. Reestablecimiento de la Actividad Meristemática: En casos severos, las regiones meristemáticas dañadas responsables del crecimiento de las plantas pueden reactivarse. Esto conduce a la formación de nuevos brotes y raíces, restaurando la capacidad de la planta para crecer y desarrollarse.
La coordinación de estos procesos implica complejas redes de señalización y diafonía entre diferentes tejidos y órganos vegetales. Además, la salud general de la planta, las condiciones ambientales y la disponibilidad de recursos pueden influir en la eficiencia y eficacia de la cicatrización de heridas. En general, las plantas demuestran una notable resiliencia y adaptabilidad en su capacidad para reparar y regenerar tejidos después de un daño.