1. Adaptabilidad y resiliencia:las especies con alta adaptabilidad, como las que se alimentan generalistas o aquellas con hábitats diversos, pueden tener mejores posibilidades de supervivencia en comparación con especies más especializadas. Rasgos como una dieta amplia, estrategias reproductivas flexibles o tolerancia a las fluctuaciones ambientales pueden resultar ventajosos.
2. Distribución geográfica:Las especies que ocupan áreas geográficas extensas o que pueden dispersarse más fácilmente pueden tener una ventaja. Aquellos que se limitan a áreas estrechas o microhábitats específicos pueden correr un mayor riesgo si su hábitat sufre cambios sustanciales.
3. Disponibilidad y conectividad de hábitat:las especies que dependen de hábitats específicos deberían tener suficientes hábitats adecuados disponibles en el futuro y la capacidad de moverse o migrar a esos hábitats a medida que cambien las condiciones. Los paisajes fragmentados y la pérdida de hábitat pueden tener impactos perjudiciales.
4. Tolerancias fisiológicas:las especies que pueden tolerar una amplia gama de temperaturas, disponibilidad de agua u otras condiciones ambientales están mejor equipadas para sobrevivir en climas cambiantes. La tolerancia ante fenómenos extremos como sequías, olas de calor o tormentas puede ser crucial.
5. Interacciones entre especies:La supervivencia y el éxito de muchas especies dependen de relaciones intrincadas con otros organismos, como interacciones presa-depredador, asociaciones simbióticas o servicios de polinización. El cambio climático puede alterar estas interacciones y afectar potencialmente a redes alimentarias enteras.
6. Plasticidad fenotípica:algunas especies pueden mostrar plasticidad fenotípica, mediante la cual los individuos desarrollan diferentes rasgos o comportamientos en respuesta a condiciones ambientales cambiantes. Esta flexibilidad puede ayudarles a adaptarse en plazos más cortos.
7. Potencial evolutivo:las especies con mayor diversidad genética o tiempos de generación más cortos pueden tener un mayor potencial de adaptación con el tiempo, lo que les permitirá desarrollar rasgos que se adapten mejor a las condiciones alteradas.
A pesar de estos factores, es esencial reconocer que predecir la supervivencia de especies individuales puede ser complejo y algunas pueden ser muy vulnerables a pesar de ciertos rasgos. Además, las respuestas a nivel de los ecosistemas, como los cambios en la distribución de las especies, los efectos en cascada sobre las interacciones y los cambios en las comunidades ecológicas, añaden capas de incertidumbre al destino de especies específicas.