Publicado en la prestigiosa revista Nature Ecology &Evolution, el estudio analizó datos de más de dos décadas de una red de 200 parcelas forestales en la selva amazónica, que abarca un área de más de 10.000 kilómetros cuadrados. Los investigadores emplearon un enfoque de vanguardia que combinaba observaciones de campo con datos satelitales y modelos informáticos.
Su análisis reveló que la mortalidad de los árboles en la selva amazónica se debe principalmente a dos factores:la sequía y el tamaño de los árboles. Los árboles más grandes tienen más probabilidades de morir durante las sequías, probablemente porque su mayor demanda de agua excede la disponibilidad de humedad del suelo. Además, los árboles ubicados en áreas con menor fertilidad del suelo y mayor elevación también corren un mayor riesgo de mortalidad relacionada con la sequía.
El autor principal, el Dr. Pablo Saez-Leal, de la Universidad de Leeds, enfatizó la importancia de comprender la mortalidad de los árboles en la selva amazónica. "La mortalidad de los árboles es un componente crucial del ciclo del carbono y desempeña un papel vital en la configuración de la estructura y diversidad de los bosques. Nuestros hallazgos proporcionan nuevos conocimientos sobre los mecanismos que impulsan este proceso, ayudando a mejorar nuestra comprensión de la vulnerabilidad de la selva amazónica a los cambios ambientales. ", dijo.
El coautor Dr. Jos Barlow, investigador principal del INPA, destacó las implicaciones del estudio para los esfuerzos de conservación. "Esta investigación es fundamental para guiar el desarrollo de estrategias de conservación basadas en evidencia para proteger la selva amazónica. Al comprender los factores que aumentan el riesgo de mortalidad de los árboles, podemos identificar áreas y especies que requieren intervenciones de conservación específicas", explicó.
Los hallazgos de este estudio brindan información valiosa para las partes interesadas involucradas en el manejo y conservación de la selva amazónica, incluidos los formuladores de políticas, las organizaciones conservacionistas y las comunidades locales. Al arrojar luz sobre los complejos procesos que subyacen a la mortalidad de los árboles, la investigación contribuye a la preservación de este ecosistema vital, que desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la biodiversidad global y la regulación del clima.