La clave para su supervivencia es un tipo especial de proteína llamada proteína anticongelante. Estas proteínas evitan que se formen cristales de hielo en el cuerpo del pez, lo que de otro modo provocaría que muriera congelado.
Las proteínas anticongelantes actúan uniéndose a la superficie de los cristales de hielo e impidiendo que crezcan. Esto es similar a cómo se puede usar la sal para evitar que se forme hielo en carreteras y aceras.
La cantidad de proteína anticongelante que necesita un pez para sobrevivir varía según la especie y la temperatura del agua. Algunos pescados sólo necesitan una pequeña cantidad de proteína anticongelante, mientras que otros necesitan una cantidad mucho mayor.
Las proteínas anticongelantes no sólo se encuentran en los peces, sino también en otros animales que viven en climas fríos, como insectos, arañas y plantas.
Gracias a las proteínas anticongelantes, estos animales pueden sobrevivir en algunos de los ambientes más fríos de la Tierra.