Por primera vez, los científicos han encontrado evidencia fósil de marcas de picaduras de insectos en hojas de plantas antiguas, proporcionando la evidencia directa más temprana de que las plantas desarrollaron la capacidad de doblar sus hojas durante la noche para protegerse de los herbívoros.
Las marcas de mordeduras, que datan de hace 300 millones de años, a finales del Paleozoico, se encontraron en las hojas de una planta llamada Archaeopteris en depósitos de carbón en Kansas. Las marcas son consistentes con el daño causado por los insectos modernos que se alimentan de las hojas de las plantas, como los saltamontes y los escarabajos.
"Esta es la primera vez que tenemos evidencia directa de herbivoría de insectos en hojas de plantas fósiles", dijo la autora principal del estudio Rachel K. Beilstein, estudiante de doctorado en el Departamento de Biología Vegetal de la Universidad de California, Davis. "Este hallazgo proporciona nuevos conocimientos sobre la evolución de las defensas de las plantas y las interacciones entre plantas e insectos en el pasado antiguo".
Los investigadores creen que la capacidad de las plantas para plegar sus hojas durante la noche evolucionó como un mecanismo de defensa para protegerlas de ser devoradas por los insectos. Al doblar sus hojas hacia arriba, las plantas pueden reducir la cantidad de superficie foliar expuesta a los insectos, lo que hace que sea menos probable que se las coman.
Esta adaptación habría sido particularmente importante durante la Era Paleozoica tardía, cuando la Tierra experimentaba un período de calentamiento global y los insectos se hacían más abundantes. La capacidad de plegar sus hojas durante la noche habría ayudado a las plantas a sobrevivir en este entorno cambiante.
Los investigadores también encontraron evidencia de que las hojas de Archaeopteris podían desplegarse y reabrirse por la mañana, lo que sugiere que el mecanismo de plegado era reversible. Esto habría permitido a las plantas realizar la fotosíntesis durante el día y luego plegar sus hojas por la noche para protegerse de los insectos.
"Este es un ejemplo notable de cómo las plantas han desarrollado mecanismos de defensa complejos y sofisticados para sobrevivir en un entorno cambiante", dijo el coautor del estudio Ian J. Glasspool, profesor del Departamento de Biología Vegetal de UC Davis. "Este descubrimiento proporciona una nueva ventana al mundo antiguo y a las interacciones entre plantas e insectos".
El estudio fue publicado en la revista _Current Biology_.