Los tendones son bandas de tejido conectivo que conectan los músculos con los huesos. Están formados por colágeno, un tipo de proteína que también se encuentra en la piel, los huesos y los cartílagos. Las moléculas de colágeno son fibras largas y delgadas que están dispuestas de forma paralela dentro de los tendones. Esta disposición proporciona a los tendones su fuerza y flexibilidad.
En el estudio, los investigadores utilizaron una técnica llamada microscopía de fuerza atómica para medir la fuerza de las moléculas de colágeno individuales. Descubrieron que la fuerza de las moléculas de colágeno depende de la cantidad de enlaces cruzados que existen entre ellas. Los enlaces cruzados son enlaces químicos que se forman entre las moléculas de colágeno y ayudan a mantenerlas unidas.
Los investigadores también descubrieron que la carga mecánica aumenta el número de enlaces cruzados en los tendones. Esto significa que cuanto más se utiliza un tendón, más fuerte se vuelve. Por eso los tendones son capaces de resistir las fuerzas que se ejercen sobre ellos durante el movimiento.
El descubrimiento de la forma en que se organizan las moléculas de colágeno dentro de los tendones y cómo esta disposición les da fuerza a los tendones podría conducir a nuevos tratamientos para las lesiones de los tendones. Al comprender cómo funcionan los tendones, los científicos podrán desarrollar nuevas formas de reparar los tendones dañados y mejorar su fuerza.
Este descubrimiento es un paso importante hacia la comprensión de la mecánica de los tendones y podría tener implicaciones para el diseño de nuevos materiales, como tendones y ligamentos artificiales.