El vórtice polar, una gran área de aire frío que normalmente se encuentra sobre el Ártico, ha sido desplazado este año, permitiendo que el aire frío se derrame hacia Estados Unidos. Esto ha provocado que las temperaturas caigan en picado y en algunas zonas se han registrado temperaturas mínimas récord. En Chicago, por ejemplo, la temperatura bajó a -23 grados Fahrenheit (-30,6 grados Celsius) el 31 de enero, rompiendo el récord anterior de -21 grados Fahrenheit (-29,4 grados Celsius) establecido en 1985.
Mientras tanto, muchas partes del mundo están experimentando temperaturas inusualmente altas. En Europa, por ejemplo, las temperaturas han estado hasta 10 grados centígrados (18 grados Fahrenheit) por encima del promedio en algunas zonas. En Australia, la temperatura promedio en enero fue la más alta jamás registrada, y el país experimentó su día más caluroso registrado el 25 de enero, con temperaturas que alcanzaron los 46,6 grados Celsius (116 grados Fahrenheit).
Los científicos afirman que estos fenómenos meteorológicos extremos son coherentes con el cambio climático, que está provocando un aumento de la temperatura media del planeta. A medida que el planeta se calienta, el vórtice polar se debilita, lo que permite que el aire frío escape más fácilmente. Esto puede provocar olas de frío como la que afecta actualmente a Estados Unidos. Al mismo tiempo, las temperaturas más cálidas están provocando que las olas de calor y otros fenómenos meteorológicos extremos se vuelvan más frecuentes e intensos.
El cambio climático es un problema global que requiere una solución global. Necesitamos trabajar juntos para reducir las emisiones y mitigar los efectos del cambio climático.