1. Recompensas de néctar y comida:
Las plantas producen néctar, una sustancia azucarada y otras recompensas nutritivas como polen y aceites. Estas recompensas sirven como incentivo para que las hormigas visiten y protejan las plantas. Las hormigas se sienten atraídas por estas recompensas y las recolectan como alimento para sus colonias.
2. Estructuras Especializadas:
Ciertas plantas han desarrollado estructuras especializadas llamadas nectarios extraflorales. Estos nectarios se encuentran fuera de las flores y producen específicamente néctar para atraer hormigas. Por ejemplo, la acacia megáfono (Acacia cornigera) tiene espinas huecas que albergan colonias de hormigas y les proporcionan néctar.
3. Protección contra los herbívoros:
Las hormigas son territoriales y agresivas con otros insectos y herbívoros. Las plantas explotan este comportamiento proporcionando a las hormigas refugio y alimento a cambio de protección. Las hormigas pueden atacar y disuadir a los insectos herbívoros, reduciendo así el daño a la planta. La presencia de hormigas también puede servir como elemento disuasivo para los herbívoros más grandes.
4. Dispersión de semillas:
Algunas plantas han desarrollado una estrategia conocida como mirmecocoria, donde las hormigas son responsables de la dispersión de semillas. Estas plantas producen semillas con estructuras llamadas elaiosomas, que son ricas en nutrientes y atractivas para las hormigas. Las hormigas recolectan estas semillas y las llevan de regreso a sus colonias, dispersando las semillas sin querer en el proceso.
5. Intercambio de nutrientes:
Ciertas plantas, como las epífitas (plantas que crecen sobre otras plantas), dependen de las hormigas para adquirir nutrientes. Proporcionan a las hormigas alimento y refugio a cambio de nutrientes obtenidos de los desechos de las hormigas y de la materia orgánica en descomposición del área circundante.
6. Defensa contra Patógenos:
Algunas plantas utilizan las hormigas como mecanismo de defensa contra los patógenos. La presencia de hormigas en la planta puede limitar el crecimiento y la propagación de microorganismos patógenos. Las hormigas actúan eficazmente como "guardaespaldas" de la planta al eliminar esporas de hongos y plagas que podrían dañar la salud de la planta.
Con el tiempo, las plantas que ofrecían estas recompensas y beneficios gradualmente atrajeron y formaron relaciones mutualistas con las hormigas. A través de la selección natural, las plantas que utilizaron eficazmente a las hormigas para protección, dispersión de semillas y adquisición de nutrientes tuvieron mayores posibilidades de supervivencia y reproducción, lo que llevó a la evolución de los rasgos especializados observados en las plantas mirmecófilas.