1. Diferentes tratamientos taxonómicos
Los taxónomos utilizan diferentes criterios para clasificar las aves en especies, subespecies y otros rangos taxonómicos. Esto puede dar lugar a diferentes listas de especies de aves, según el tratamiento taxonómico que se utilice. Por ejemplo, algunos taxónomos consideran que las alondras orientales y occidentales son especies separadas, mientras que otros las consideran subespecies de la misma especie.
2. Diferentes fuentes de datos
Las listas de especies de aves también pueden no coincidir porque utilizan diferentes fuentes de datos. Algunas listas se basan en especímenes de museo, mientras que otras se basan en observaciones de campo. Las observaciones de campo pueden ser menos confiables que las de los especímenes de museo, porque las aves pueden ser difíciles de identificar en el campo. Además, algunas especies de aves pueden ser más difíciles de encontrar que otras, lo que puede generar sesgos en las listas de especies.
3. Cambios en las poblaciones de aves
Las poblaciones de aves pueden cambiar con el tiempo debido a factores como la pérdida de hábitat, el cambio climático y la caza. Esto puede provocar cambios en la composición de las especies de aves en un área determinada, lo que a su vez puede provocar cambios en las listas de especies de aves en todo el mundo.
4. Error humano
Por último, las listas de especies de aves también pueden no coincidir debido a errores humanos. Por ejemplo, un error tipográfico podría dar lugar a que una especie aparezca dos veces en la lista o que una especie pueda identificarse erróneamente.
A pesar de estos desafíos, existe un consenso general sobre la cantidad de especies de aves en el mundo. El Comité Ornitológico Internacional (COI) reconoce actualmente 10.709 especies de aves. Este número se actualiza constantemente a medida que se descubren nuevas especies y se reclasifican otras.