Investigaciones anteriores han demostrado que el mecanismo de captura de la Venus atrapamoscas funciona mediante un sistema de presión hidráulica. Cuando la trampa se cierra de golpe, el agua ingresa a las células de la hoja, lo que hace que se hinchen y la trampa se cierre. Sin embargo, no se sabía cómo la planta generaba la presión hidráulica necesaria para accionar la trampa.
En un nuevo estudio, publicado en la revista Nature Plants, investigadores de la Universidad de Cambridge revelan que la Venus atrapamoscas utiliza la energía de la lluvia para alimentar sus trampas. Los investigadores descubrieron que cuando una gota de lluvia golpea las hojas de la planta, el impacto crea una onda de choque que viaja a través del tejido de la hoja. Esta onda de choque hace que el agua en las células de la hoja vibre, lo que a su vez genera la presión hidráulica necesaria para accionar la trampa.
Los investigadores también descubrieron que las hojas de la Venus atrapamoscas están cubiertas de pequeños pelos que ayudan a amplificar la onda de choque creada por las gotas de lluvia. Estos pelos actúan como pequeñas antenas, captando las vibraciones provocadas por las gotas de lluvia y transmitiéndolas al tejido de las hojas.
Los investigadores creen que el uso de la energía de la lluvia por parte de la Venus atrapamoscas para alimentar sus trampas es una adaptación que ayuda a la planta a sobrevivir en su duro entorno. La planta crece en suelos pobres en nutrientes, por lo que depende de los insectos para alimentarse. Al utilizar la energía de la lluvia para alimentar sus trampas, la Venus atrapamoscas puede capturar insectos incluso cuando no hay viento u otra fuente de energía disponible.
Los hallazgos de los investigadores proporcionan nuevos conocimientos sobre la biomecánica del mecanismo de captura de la Venus atrapamoscas. El estudio también destaca la importancia de la lluvia en la ecología de las plantas carnívoras.