Uno de los ejemplos más notables de ciencia colaborativa en este campo es el proyecto iNaturalist, una plataforma global en línea donde los usuarios pueden compartir e identificar fotografías de plantas y animales. Con más de un millón de usuarios y millones de observaciones aportadas, iNaturalist ha proporcionado una gran cantidad de datos para que los investigadores estudien la distribución de las especies, identifiquen nuevas especies y realicen un seguimiento de los cambios en la biodiversidad a lo largo del tiempo.
Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Nature en 2019 utilizó datos de iNaturalist para identificar 21 nuevas especies de arañas de la familia Oonopidae. El estudio también encontró que era más probable que estas nuevas especies se encontraran en áreas con altos niveles de perturbación humana, lo que sugiere que las actividades humanas pueden estar impulsando la especiación en algunos casos.
En otro estudio, publicado en la revista Current Biology en 2020, los investigadores utilizaron datos de iNaturalist para rastrear la propagación de la especie invasora pitón birmana (Python bivittatus) en Florida. El estudio encontró que el área de distribución de la pitón se había expandido significativamente en las últimas décadas y que ahora se encuentra en una variedad de hábitats, incluidas áreas urbanas. Esta información es fundamental para gestionar la propagación de especies invasoras y mitigar su impacto en los ecosistemas nativos.
También se está utilizando ciencia colaborativa para estudiar el proceso de especiación en tiempo real. Por ejemplo, un proyecto llamado Proyecto de Voluntariado en Línea de Galápagos (GOVP) permite a los voluntarios transcribir notas de campo históricas de las Islas Galápagos. Estos datos están ayudando a los investigadores a rastrear los cambios en las poblaciones de diferentes especies a lo largo del tiempo e identificar los factores que pueden estar impulsando la especiación en Galápagos.
Además de proporcionar datos valiosos para la investigación, la ciencia colaborativa también puede ayudar a crear conciencia sobre la importancia de la biodiversidad y la conservación. Al involucrar al público en el proceso de descubrimiento científico, la ciencia colaborativa puede ayudar a crear una ciudadanía más informada y comprometida, lo cual es esencial para abordar los desafíos que enfrenta nuestro planeta.