Las técnicas incluyeron el uso de mantillo, mínima alteración del suelo y rotación de cultivos. Estos cambios ayudaron a mejorar la fertilidad del suelo, la retención de agua y el control de malezas, lo que resultó en un aumento del rendimiento del maíz de hasta un 50%.
El experimento también encontró que las técnicas de agricultura de conservación ayudaron a reducir la erosión del suelo y mejorar la humedad del suelo, lo que llevó a una mayor resiliencia contra la sequía. Los hallazgos resaltan el potencial de la agricultura de conservación para transformar los sistemas agrícolas de pequeños agricultores en Malawi y otros países que enfrentan desafíos similares.