Desde los osos polares hasta las aguas subterráneas, la naturaleza está plagada de sustancias químicas eternas
Se han detectado PFAS en el agua, el aire, los peces y el suelo en los rincones más remotos del mundo.
No existían hace un siglo, pero hoy en día los PFAS son "sustancias químicas permanentes" que contaminan el medio ambiente, desde las aguas subterráneas hasta la nieve antártica y los huevos de tortuga, y la preocupación por su posible toxicidad va en aumento.
Las demandas y regulaciones dirigidas a las sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) y polifluoroalquilos se están multiplicando, y Francia se está convirtiendo en la última jurisdicción en considerar nuevas y estrictas restricciones a estas sustancias de larga duración.
El jueves, un legislador francés presentará un proyecto de ley para abordar lo que él llama la "emergencia" sanitaria que plantea la exposición a PFAS en el medio ambiente.
Ampliamente utilizados en artículos cotidianos, muy duraderos y de descomposición muy lenta, los PFAS se han detectado en el agua, el aire, los peces y el suelo en los rincones más remotos del mundo.
"Ningún ecosistema ha escapado", afirma Yann Aminot, especialista en contaminación ambiental del Instituto Francés de Investigación de Ciencias Oceánicas (IFREMER).
Pasó seis años examinando atún de los océanos Índico y Pacífico, hígados de delfines del Golfo de Vizcaya y muestras de criaderos de ostras franceses.
"Creo que nunca he visto una sola muestra libre de contaminantes perfluorados", dijo el investigador a la AFP.
Contaminación marina
Estas moléculas, la más conocida de las cuales dio origen al teflón antiadherente, se desarrollaron después de la Segunda Guerra Mundial para dar a los envases, pinturas y revestimientos una resistencia excepcional al agua o al calor.
Esta misma cualidad resultó ser un problema particular para los océanos, afirmó Aminot.
"Al ser compuestos persistentes, que no se degradan y son móviles, terminan en el medio marino, que en última instancia siempre es el receptáculo de la contaminación", afirmó.
Un estudio publicado en enero por la Sociedad Química Estadounidense, una organización científica sin fines de lucro, afirmó que se habían detectado PFAS en el Océano Ártico a una profundidad de 914 metros (3.000 pies).
IFREMER examinó recientemente las dietas de dos peces (lubina y lenguado) en el estuario del Sena en Francia y descubrió PFAS plagados de toda la cadena alimentaria.