A menudo se cita al Ártico por una gran cantidad de impactos resultantes del cambio climático antropogénico, incluido el retroceso de los glaciares y la reducción del hielo marino flotante, las incursiones de agua de deshielo que cambian la salinidad del océano, así como el aumento del nivel del mar, por nombrar sólo algunos. Dado que la región se está calentando anualmente tres veces más rápido que el promedio mundial, la retroalimentación del albedo del hielo no hará más que exacerbar aún más el problema. Este mecanismo se centra en derretir el hielo, exponiendo una superficie más "oscura" del océano y la tierra para absorber el calor y provocar un mayor derretimiento, en comparación con la naturaleza reflectante del hielo que, de otro modo, fomentaría el enfriamiento.
Las precipitaciones en este continente helado caen principalmente en forma de nieve, tanto en invierno como en verano, pero ocasionalmente pueden producirse lluvias debido al transporte de aire más cálido. Si bien se reconoce universalmente que es probable que los patrones actuales de bajas precipitaciones cambien con el calentamiento global, el alcance de la tasa de aumento se define continuamente y es el tema central de una nueva publicación en Geophysical Research Letters. .
Los científicos de la Agencia Meteorológica de Japón y el Instituto Nacional de Investigación Polar han descubierto un rápido aumento de las precipitaciones en el Ártico al doble de la velocidad del aumento de las temperaturas globales. Los dos factores son proporcionales:a medida que aumenta la temperatura de la Tierra, también lo hará la tasa de precipitación. Este patrón se exhibió de manera más prominente durante los meses de otoño del hemisferio norte (septiembre-diciembre), en comparación con los meses de verano (junio-agosto).
Para determinar esto, el investigador principal Seiji Yukimoto y el equipo utilizaron modelos de la Fase 6 del Proyecto de Intercomparación de Modelos Acoplados (respaldados por datos satelitales y pluviómetros) para determinar las tendencias desde la década de 1980, con un claro fortalecimiento del vínculo temperatura-precipitación durante este tiempo. El modelo CMIP6 estableció un factor de amplificación del Ártico de 2,7 para la temperatura, como relación entre las tendencias de temperatura media del Ártico y global, y de 6,3 para las tendencias de precipitación del Ártico y global.
Además de estos cambios en el efecto invernadero, hubo una meseta coincidente en las emisiones antropogénicas de aerosoles (como las que se originan por la quema de combustibles fósiles). Antes de la década de 1980, estos aerosoles tenían un efecto amortiguador sobre el crecimiento de las concentraciones de gases de efecto invernadero, ya que ayudaban a la formación de nubes y al reflejo de la radiación solar entrante, ayudando así a mantener el planeta más fresco. Sin embargo, los modelos muestran claramente que desde la década de 1950, a medida que las concentraciones de aerosoles antropogénicos disminuyeron (hasta la meseta de 1980), los forzamientos de gases de efecto invernadero aumentaron.
Más información: S. Yukimoto et al, Factores que contribuyen a las tendencias históricas y futuras en la precipitación en el Ártico, Cartas de investigación geofísica (2024). DOI:10.1029/2023GL107467
Información de la revista: Cartas de investigación geofísica
© 2024 Red Ciencia X