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    Investigadores arrojan más de 8.000 trozos de basura a un río falso para luchar contra la contaminación plástica
    Crédito:Pixabay/CC0 Dominio público

    Nadie sabe realmente cuánto plástico hay en los ríos del mundo ni dónde se acumula.



    Las estimaciones de la cantidad de plástico que llega a los océanos desde los ríos oscilan entre 0,057 millones y 2,75 millones de toneladas al año, o entre 10 y 250 camiones de basura al día.

    La contaminación plástica puede causar efectos devastadores en los ecosistemas fluviales y en los invertebrados, peces y mamíferos que viven allí. Por lo tanto, mejorar estas estimaciones de plástico es vital.

    Es por eso que hemos realizado una investigación analizando cómo se comportan los diferentes desechos en nuestras vías fluviales. Nosotros y nuestros colegas rastreamos el movimiento de más de 8.000 objetos de plástico en grandes ríos de laboratorio, que pueden recrear el comportamiento de ríos reales en condiciones perfectamente controladas.

    Consideremos el viaje de una taza de café de plástico arrastrada por el viento o la lluvia hasta un río cercano. ¿Se posa la copa en el lecho del río? ¿Se rompe y fragmenta en pequeñas partículas de microplástico? ¿O la copa rebota en el lecho del río transportada por la corriente? Tal vez la copa esté suspendida en la columna de agua o flote en la superficie desde donde pueda ser transportada a grandes distancias, incluso hasta el océano.

    Vasos de plástico rastreados en un río de laboratorio.

    La cantidad de caminos diferentes que puede tomar una pieza de plástico en las vías fluviales es diversa y complicada. Comprender el comportamiento de la contaminación plástica en los ríos puede ayudar a superar esta complejidad. Podría proporcionar estimaciones más precisas de la contaminación plástica en nuestros arroyos, ríos y sistemas de agua dulce.

    Si sabemos dónde se encuentra la mayor parte de la contaminación plástica de los ríos, podemos diseñar métodos específicos para contarlos con precisión y limpiarlos.

    Rebotando y saltando

    Nuestro río de laboratorio es un largo tanque interior de vidrio con un flujo de agua controlado, que refleja las condiciones reales del río. Se puede dejar caer una variedad de objetos, desde plásticos hasta sedimentos, en estos ríos falsos para estudiar y medir cómo se mueven en ríos reales.

    El primer experimento que realizamos implicó rastrear el movimiento de pequeñas partículas microplásticas esféricas que rebotaban y saltaban a lo largo de un lecho de río artificial.

    Registramos más de 11.000 rebotes de microplásticos diferentes, con una precisión milimétrica. El seguimiento de estos movimientos nos permitió caracterizar el comportamiento de los microplásticos en diversas condiciones. Descubrimos que las partículas microplásticas esféricas se comportan de manera similar a los sedimentos naturales como la arena y la grava.

    Microplásticos esféricos saltando y rebotando en diferentes condiciones en un río de laboratorio.

    Esta es una buena noticia porque durante el último siglo ya se ha desarrollado una gran cantidad de investigaciones para describir cómo las pequeñas partículas de sedimento viajan en los ríos. Este conocimiento se puede transferir para predecir mejor el movimiento de los microplásticos en los ríos.

    Nuestro segundo y tercer experimento se centraron en rastrear el movimiento de elementos de basura comunes que se hunden y flotan, como tazas, películas y mascarillas. Descubrimos que los objetos de plástico se mueven de diversas formas en los ríos, dependiendo de su forma, tamaño y densidad.

    Descubrimos que tanto la basura que se hunde como la que flota puede quedar atrapada en la superficie del agua como moscas en una telaraña. Una vez que los plásticos quedan atrapados por esta tensión superficial, no pueden escapar fácilmente. Esto provoca una acumulación de plástico que se desplaza sobre la superficie del río.

    Los plásticos que viajan por la superficie son fáciles de observar y contar en los ríos. Pero cuando el caudal del río aumenta, los plásticos pueden sumergirse bajo la superficie del agua, lo que los hace más difíciles de contar y monitorear.

    Un vaso de plástico atrapado por la tensión superficial en un río de laboratorio.

    Los datos que recopilamos se utilizaron para adaptar las ecuaciones desarrolladas previamente para sedimentos, para predecir la cantidad total de plástico que viaja en los ríos. Las ecuaciones podrían mejorar el seguimiento de la contaminación plástica. Los datos también nos proporcionan una mejor descripción de cómo se transporta el plástico en los ríos.

    La solución a la crisis del plástico apenas comienza. Pero nuestros experimentos nos acercan un paso más a tener una imagen más realista de la contaminación plástica en los ríos, así como de dónde centrar los esfuerzos de limpieza.

    Proporcionado por The Conversation

    Este artículo se vuelve a publicar desde The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.




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