La diversidad puede significar muchas cosas. En un ecosistema, la diversidad puede referirse a la cantidad de especies diferentes o nichos ecológicos que están presentes. Al ampliar las cosas, dentro de una región, puede haber una diversidad de ecosistemas. Si nos movemos al nivel de especie, la diversidad genética es la cantidad de variación genética que hay en una población. La diversidad genética es importante porque cuantos más genes haya en una población, más probable será que uno de esos genes resulte útil frente a amenazas como el cambio climático o una nueva enfermedad. La diversidad genética está relacionada con la capacidad de una especie para adaptarse a un entorno cambiante.
Perros domésticos
Los seres humanos han creado distintas razas de perros dentro de la especie mediante la crianza selectiva de individuos con los rasgos que desean. . La variabilidad genética dentro de estas razas disminuye debido a que su tamaño efectivo de población está limitado por las personas que controlan su acceso a las parejas. La variación genética entre las razas, sin embargo, ha aumentado a medida que las diferentes razas divergieron. El efecto neto es una población que tiene más diversidad genética que su primo salvaje más cercano, el lobo (ver referencia 1).
Especies de plantas leñosas
Las plantas leñosas, como los árboles, tienden a tener más diversidad genética, en general, que las plantas vasculares, como los pastos. Esto es cierto tanto dentro de las poblaciones como dentro de las diferentes especies. Parte de la diversidad se debe al tamaño del rango geográfico de cada especie y hasta qué punto pueden mover su información genética, por ejemplo, a través de la polinización del viento o dispersores de semillas de animales. Gran parte de la diversidad de las plantas leñosas, sin embargo, sigue siendo un misterio y probablemente esté vinculada a la historia evolutiva de las especies individuales (ver referencia 3).
Especies generalistas vs. especialistas
Los generalistas son especies muy adaptables que pueden adaptar su comportamiento y dieta a un entorno cambiante. Los coyotes son un ejemplo de una especie generalista. Las especies especializadas, en comparación, han desarrollado rasgos muy específicos que les permiten aprovechar un recurso en particular. Los colibríes son un ejemplo de una especie especializada. Los ambientes con más variabilidad tienden a favorecer a las especies generalistas y también a una mayor diversidad genética dentro de las especies. Si bien hay muchas excepciones, una regla empírica podría ser que los generalistas tienen más variabilidad genética que los especialistas, en parte porque sus entornos requieren más adaptabilidad (ver referencia 4).
The Cheetah
Examples mostrar la importancia de la diversidad genética no siempre proviene de las especies más diversas. Los guepardos experimentaron un cuello de botella genético hace unos 10.000 años, un punto donde su población se redujo a un número muy bajo y el resto de los animales se convirtieron en endogámicos. La mayoría de las especies varían en aproximadamente el 20 por ciento de sus genes, pero los guepardos solo varían en un 1 por ciento. La baja variabilidad genética hace que los trastornos genéticos debilitantes e incluso letales sean más comunes y conducen a un bajo éxito reproductivo. Si los guepardos sobreviven como especie, pueden pasar milenios antes de que recuperen completamente su diversidad genética (ver referencia 2).