Una variedad de fragmentos de microplásticos, filamentos, y fibras del giro subtropical del Atlántico norte exhibidas en una botella de agua desechable. Crédito:Nicole Trenholm / Ocean Research Project
Científicos de la Universidad de Michigan han desarrollado una forma innovadora de utilizar los datos de los satélites de la NASA para rastrear el movimiento de pequeños trozos de plástico en el océano.
Los microplásticos se forman cuando la basura plástica en el océano se descompone por los rayos del sol y el movimiento de las olas del océano. Estas pequeñas motas de plástico son dañinas para los organismos y ecosistemas marinos. Los microplásticos pueden ser transportados a cientos o miles de millas de la fuente por las corrientes oceánicas, lo que dificulta su seguimiento y eliminación. En la actualidad, la principal fuente de información sobre la ubicación de los microplásticos proviene de los arrastreros pesqueros que utilizan redes para capturar plancton, y involuntariamente, microplásticos.
La nueva técnica se basa en datos del Cyclone Global Navigation Satellite System (CYGNSS) de la NASA, una constelación de ocho pequeños satélites que mide la velocidad del viento sobre los océanos de la Tierra y proporciona información sobre la fuerza de los huracanes. CYGNSS también utiliza un radar para medir la rugosidad del océano, que se ve afectado por varios factores, incluida la velocidad del viento y los escombros que flotan en el agua.
Trabajando al revés el equipo buscó lugares donde el océano estuviera más suave de lo esperado dada la velocidad del viento, lo que pensaron que podría indicar la presencia de microplásticos. Luego compararon esas áreas con observaciones y predicciones de modelos de dónde se congregan los microplásticos en el océano. Los científicos descubrieron que los microplásticos tendían a estar presentes en aguas más suaves, demostrando que los datos de CYGNSS pueden usarse como una herramienta para rastrear microplásticos oceánicos desde el espacio.
Surtido de microplásticos que fueron tamizados del océano. Crédito:NASA