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Un trío de investigadores de la Universidad de Aarhus, Agroscopio, Wädenswil y Vetagro Sup, Francia, Marcy l'étoile ha publicado un artículo del Foro de políticas en la revista Ciencias pidiendo una revisión de los marcos regulatorios que definen las formas en que se pueden utilizar los plaguicidas. Christopher Topping, Annette Aldrich y Philippe Berny sugieren que el sistema actual está desactualizado y debe cambiarse porque el sistema actual está permitiendo más daño ambiental de lo necesario.
Los autores señalan que la mayoría de las regulaciones de aplicación de plaguicidas vigentes en Europa, Estados Unidos y muchos otros países se implementaron a principios de la década de 1990, una época en la que "un pesticida, un uso "era la regla general. Los pesticidas se probaron en un solo cultivo. Pero señalan que las condiciones han cambiado. Un solo pesticida se usa a menudo en una amplia variedad de cultivos. Además, señalan que nuestra comprensión del impacto de los pesticidas en el ambiente ha cambiado, también, se ha aprendido mucho sobre el impacto de los plaguicidas en los insectos no objetivo, pájaros y otras criaturas. Y se ha aprendido mucho más sobre el impacto en los ríos, los arroyos e incluso los océanos, ya que los pesticidas se abren paso en el ciclo hidrológico a través de la escorrentía. Señalan que en los últimos 10 años, las fallas de las evaluaciones de riesgos actuales han demostrado el daño que los plaguicidas están causando al medio ambiente.
Los autores reconocen que cambiar un sistema de regulaciones arraigado en varios países sería una empresa enorme, pero dicen que debe llevarse a cabo de todos modos. Sugieren que el lugar para comenzar sería apuntar a los sistemas económicos y legales. Señalan que cambiar las regulaciones no necesariamente perjudicaría económicamente a los agricultores; reglas más estrictas podrían evitar la prohibición generalizada de pesticidas al señalar solo aquellos cultivos donde se necesita una prohibición. También sugieren que es necesario trabajar para impulsar la regulación de plaguicidas a nivel internacional. Señalan que todavía existen grandes diferencias en las regulaciones entre países:la Unión Europea prohibió recientemente el clorpirifos, por ejemplo, porque está relacionado con problemas de salud en los niños, pero EE. UU. ha permitido su uso porque la EPA no estuvo de acuerdo con la evaluación en Europa. Una prohibición internacional resolvería el problema.
Los autores concluyen pidiendo una revisión del sistema de evaluación de riesgos y el establecimiento de otro sistema que permita comunicar los riesgos de los plaguicidas al público.
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