Investigador del Whitman College en Espectrómetro de Absorción Atómica de Llama (FAAS). Crédito:Frank Dunnivant
Un estudio publicado en Toxicología y Química Ambiental subraya que la liberación de contaminantes en una región puede tener implicaciones más allá de sus fronteras; haciendo hincapié en la imperiosa necesidad de una colaboración mundial en cuestiones ambientales. El estudio sugiere que las actividades de quema de carbón en la región de Asia y el Pacífico han influido en las condiciones ambientales en el noroeste del Pacífico de los Estados Unidos.
Está bien establecido que las concentraciones de sustancias en sedimentos o núcleos de hielo en función de la profundidad pueden revelar lo que estaba presente en la atmósfera de la zona durante varios años anteriores. Dado que, para evaluar la extensión y la fuente de contaminantes que ingresan al noroeste del Pacífico, Científicos del Whitman College analizaron las concentraciones de metaloides y metales relacionados con el carbón en capas de sedimentos en Deep Lake, ubicado en el noreste del estado de Washington (EE. UU.). Los investigadores encontraron que el arsénico, bario, El selenio y el mercurio (todos los elementos relacionados con el carbón) en los depósitos sedimentarios de Deep Lake han aumentado en los últimos años. Más destacado, demostraron que la deposición de mercurio se ha incrementado alrededor de 400 veces entre 1996 y 2014, mientras que el bario, el selenio y el arsénico aumentaron 956 veces, 2,4 y 1,3 veces respectivamente. Se pensaba que esto se atribuía a la quema de carbón.
Autor principal, Profesor Frank Dunnivant, explicó que, si bien las entradas atmosféricas de mercurio pueden ser naturales (de los volcanes), otros estudios han demostrado que las actividades humanas contribuyen al menos con el 52% del mercurio a la atmósfera. Más lejos, Una revisión de los datos de consumo de carbón en Asia y los patrones climáticos sugiere que estos metales se originaron en actividades de quema de carbón en la región de Asia y el Pacífico. Esto no es sorprendente dado que el consumo de carbón chino se ha cuadriplicado desde 1975, casi triplicando solo entre 1998 y 2013, según la Oficina Nacional de Estadísticas de China. Se sabe que la quema de carbón libera elementos naturales como el mercurio, bario, selenio y arsénico a la atmósfera si el escape de la chimenea no se captura y mitiga.
Estos hallazgos enfatizan la necesidad de cooperación global para mejorar las condiciones ambientales. También muestran la interconexión del impacto humano. La hipercivilización y los patrones de consumo occidentales que han impulsado una mayor industrialización, sin los debidos controles ambientales en algunas regiones, no dejan de tener consecuencias para el oeste.