Una presa de relaves de oro en construcción en Sudáfrica. Autor proporcionado
Para extraer minerales de las rocas huésped, las minas muelen la roca hasta convertirla en arena fina. Una vez que se extrae el mineral, la mayor parte de esta arena fina permanece como un subproducto llamado relaves. Cada operación minera produce una corriente de relaves única y las condiciones locales dictan las opciones de almacenamiento.
En países como Sudáfrica, que tiene un sector minero grande y robusto, los relaves deben manejarse con especial cuidado. Por lo general, se transportan como una lechada y se colocan en presas que se construyen gradualmente durante la vida útil de una mina. Esta lechada de relaves acuosa tarda mucho en secarse y ganar fuerza, resultando en desafíos únicos. Si no se gestionan correctamente, los resultados pueden ser desastrosos e incluso fatales.
Sudáfrica tiene más de 200 presas de relaves activas y muchas más instalaciones inactivas. Los Departamentos de Recursos Minerales, Asuntos Ambientales y Agua y Saneamiento cuentan con regulaciones para la gestión de estas instalaciones. El objetivo es mantener un equilibrio entre la protección del medio ambiente, crecimiento económico y desarrollo social.
Ha habido dos grandes fallas en las presas de relaves en Sudáfrica en el último medio siglo, en 1974 y 1994. Murieron hasta 29 personas. Estos dos fracasos galvanizaron a la industria, conduciendo a una mejor comprensión técnica de las presas de relaves y al desarrollo de sistemas para gestionar los riesgos de seguridad inherentes.
Este progreso, y el hecho de que no ha habido más fallas catastróficas en los últimos 20 años, puede conducir fácilmente a la complacencia. Pero los desastres recientes en Canadá y Brasil han demostrado lo rápido que pueden salir mal las cosas. Las fallas recientes de la presa de relaves de Mt Polley en Canadá y la presa de relaves de Fundão en Brasil han demostrado que, aunque los riesgos son conocidos y las soluciones técnicas están disponibles, todavía ocurren fallas. Las fallas pueden resultar en la pérdida de vidas, destrucción ambiental y daños económicos que podrían exceder la capacidad de pago de la mina.
Estos fracasos internacionales han puesto de relieve la necesidad de que Sudáfrica revise sus leyes y reglamentos. Las empresas mineras y el gobierno deben hacer un balance de estos dos incidentes y analizar las fallas locales con miras a mejorar las prácticas. La industria de relaves compuesta por ingenieros de diseño, contratistas de construcción de presas de relaves, las empresas mineras y los reguladores deben unirse para actualizar los códigos de práctica, y comprometerse con las mejores prácticas actuales en el contexto sudafricano.
Mejor comprensión técnica y operativa
Hace cuarenta y cuatro años, una presa de relaves de platino operada por la mina Bafokeng falló trágicamente. Los relaves de la presa fluyeron 45 km inundando un pozo de mina, atrapando y matando a 12 mineros.
Se propusieron varias teorías para el fracaso. Al final, se identificó que la causa probable era una filtración concentrada a través del muro de la presa. La mala gestión del agua en la superficie de la presa y las fuertes lluvias antes de la falla se consideraron igualmente causas de la falla.
La esquina inferior izquierda muestra la brecha en la mina Bafokeng con la cicatriz del material liberado que se extiende hasta el centro de la presa. Crédito:M Duncan
Casi 20 años después de la falla de Bafokeng, colapsó una presa de relaves, soltando relaves que envolvieron el pueblo de Merriespruit y mataron a 17 personas, muchos de los cuales eran niños. Esto puso de relieve la importancia de controlar el agua y el papel clave que desempeña la gestión de la mina.
Estas dos fallas resultaron en cambios significativos dentro de la industria minera. Tras el desastre de Bafokeng, la Cámara de Minas emitió en 1979 un documento que proporciona a las minas orientación sobre cómo proteger el medio ambiente. Estas directrices tratan principalmente de aspectos técnicos.
Por su parte, el desastre de Merriespruit centró la atención en la gestión. Esto resultó en la publicación de un Código Nacional Estándar de Prácticas de Sudáfrica en 1998. Este documento proporciona una guía para el manejo apropiado de las instalaciones de relaves a lo largo del ciclo de vida de una presa.
Se puede decir que los códigos son de clase mundial y probablemente sean la razón por la que no se han producido catástrofes importantes desde entonces.
Poco después de su publicación, el Departamento de Minerales y Energía emitió pautas sobre cómo las minas deben desarrollar sus propios códigos de práctica obligatorios y específicos para el sitio.
Muchos en la industria han adoptado las recomendaciones. Pero algunos argumentan que las recomendaciones se han ignorado en gran medida o se han implementado simplemente como ejercicios de casillas de verificación.
Otro desafío es que los documentos se han mantenido prácticamente sin cambios en los años intermedios. Los códigos de práctica en otros países ahora incluyen mejores requisitos de gestión de cambios y directrices para la revisión por pares de diseños y procedimientos operativos.
Han pasado casi 25 años desde el desastre de Merriespruit. Los custodios de presas de relaves en Sudáfrica no pueden confiar en los sistemas existentes, Los reguladores tampoco deben considerar prescribir prácticas que se han desarrollado en otros países porque pueden conducir a soluciones de ingeniería locales deficientes.
Una conferencia reciente de la industria mostró que, si bien los contratistas y consultores están dispuestos a asistir a la fiesta para actualizar los códigos de Sudáfrica, las empresas mineras y los reguladores lo son menos. Ojalá, todas las partes se unirán antes de que otro desastre destruya la credibilidad de la industria y su licencia social para continuar con la minería.
Este artículo se ha vuelto a publicar de The Conversation con una licencia de Creative Commons. Lea el artículo original.