1. Distribución fósil:
* fósiles similares encontrados en diferentes continentes: El descubrimiento de fósiles idénticos o muy similares de organismos antiguos, como el Mesosaurus (un reptil de agua dulce) y Glossopteris (un helecho), en continentes ahora separados por vastas océanos proporciona una fuerte evidencia de la deriva continental. Esto sugiere que estos continentes se unieron una vez, permitiendo que estos organismos prosperen en entornos similares.
* fósiles específicos del clima en ubicaciones inesperadas: Por ejemplo, encontrar fósiles de plantas tropicales en la Antártida, que ahora es un continente congelado, indica que la Antártida alguna vez se ubicó en una región más cálida y más tropical. Esto respalda aún más la idea de que los continentes cambien sus posiciones con el tiempo.
2. Evidencia geológica de depósitos glaciales:
* Striaciones glaciales coincidentes: Las estrías glaciales, rasguños dejados por los glaciares en el lecho de roca, muestran patrones notablemente similares en los continentes que ahora están muy separados, como Sudamérica, África, India y Australia. Esto sugiere que estos continentes alguna vez estuvieron conectados y experimentaron glaciación juntos.
* Depósitos glaciales a escala continental: Se encuentran depósitos de hasta glacial (restos de roca transportados por glaciares) en áreas que habrían sido demasiado cálidas para los glaciares si los continentes estuvieran en sus ubicaciones actuales. Esto indica que estas áreas alguna vez estuvieron más cerca de los polos y experimentaron condiciones glaciales.
Estas pistas climáticas, junto con otra evidencia geológica, apoyan firmemente la teoría de la deriva continental, que ahora se ha convertido en la teoría moderna de la tectónica de placas.