La erupción ocurrió en un área remota de la península de Kamchatka en Rusia, y la población relativamente pequeña que vivía en las cercanías tuvo tiempo de evacuar.
Si bien la erupción fue catastrófica en términos de su impacto en el paisaje y su poder explosivo, la falta de víctimas humanas probablemente se deba a la ubicación del volcán y a la evacuación oportuna de los asentamientos cercanos.